El domingo pasado la exsenadora colombiana Claudia López hizo historia, tras convertirse en la nueva alcaldesa de la ciudad de Bogotá. La política de 49 años, de origen humilde, mujer y abiertamente lesbiana, arrasó en las urnas, tras conquistar 1’097.728 de votos, la mayor de la historia de Colombia, que le dieron el triunfo de la máxima jefatura de la capital cafetera.
Pero más allá de su hazaña, fue una foto en la que aparece la nueva alcaldesa de Bogotá besando en la boca a su pareja, la senadora Angélica Lozano, celebrando los resultados, la que terminó siendo más noticiosa, pues generó tremenda controversia en el país y recorrió el mundo.
Aunque los seguidores de la líder política no le vieron problema a la imagen, que fue captada en una reunión privada, y la apoyan asegurando que no fue más que una manifestación de amor y emoción, otros la usaron para atacar y criticar a la mandataria electa por su orientación sexual. Incluso comenzó a circular en redes un hashtag que decía “Vergüenza nacional”.
Y ante la polémica generada, Claudia López advirtió que su intención jamás fue causar tal controversia, pero defendió su derecho a manifestar el amor como lo puede hacer cualquier otro ser humano.
“Yo entiendo el revuelo y la controversia. Eso es parte del cambio de nuestra sociedad. Pero siempre he tenido por voluntad y por mi propia tranquilidad, una absoluta separación entre mi vida privada y mi vida pública. Y la de ayer no pretendía ser una foto noticiosa ni para circular en redes. Yo estaba en un salón privado, con mi familia, mis amigos, mi equipo, y alguien compartió la foto en un chat, sin ninguna malicia y terminó en las noticias de Colombia y el mundo”, explicó la política en entrevista con el programa radial La FM.
La alcaldesa, quien tiene una mestría en administración pública de la Universidad de Columbia y ha sido una de las senadoras más valientes al denunciar a corruptos y paramilitares, manifestó que no piensa ocultar su orientación sexual y que es necesario que la gente respete la libertad que da la Carta Magna de su país.
“Para fortuna nuestra Constitución garantiza un Estado laico, donde hay diferencia y respeto de creencias y las libertades. Yo no pretendía ni desafiar a nadie ni incomodar a nadie. Es algo natural. Cualquiera que hubiera ganado, hubiera besado a su esposa, como lo hice yo. Era un logro extraordinario y cómo no compartirlo con mi madre, y con el amor de mi vida, que es mi pilar”, agregó la política.
Y ha sido tal el efecto que ha tenido el beso de Claudia, que hoy sigue siendo tema de conversación sobre la importancia de la igualdad de derechos.