Este miércoles 8 de marzo se celebra en muchos países del mundo el Día Internacional de la Mujer, pero lo que tal vez algunos no saben es que detrás de esta conmemoración, está la tragedia de cientos de mujeres estadounidenses, quienes entregaron su vida luchando por conseguir condiciones laborales y salariales más humanas y justas: las “garment workers”.
¿Quiénes fueron estas mujeres?
De acuerdo con El Periódico, estas luchadoras fueron mujeres trabajadoras del área textil que decidieron salir a las calles de la ciudad de Nueva York para protestar por los atropellos que sufrían en sus sitios de trabajo y por los miserables sueldos que les pagaban. Bajo el lema ‘Pan y rosas’, el 8 de marzo de 1957 estas mujeres salieron a exigir el recorte del horario laboral y el fin del trabajo infantil.
Fue una de las primeras manifestaciones para luchar por sus derechos, y distintos movimientos, sucesos y movilizaciones (como la huelga de las camiseras de 1909) que se sucedieron a partir de entonces, informó El Periódico.
De acuerdo con este medio, el capítulo más cruento de la lucha por los derechos de la mujer se produjo, sin embargo, el 25 de marzo de 1911, cuando se incendió la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York. Un total de 123 mujeres y 23 hombres murieron. La mayoría eran jóvenes inmigrantes de entre 14 y 23 años.
El incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York
El incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist comenzó a media tarde. Distintas versiones lo atribuyen a una colilla mal apagada en una papelera (las empleadas no tenían derecho a ningún tipo de descanso y fumaban a escondidas en cualquier rincón fuera de la vista de sus supervisores) o a una chispa provocada por una máquina. Algunos relatos consideran más que probable que detrás del fuego estuviese la intención de los dueños de la fábrica de cobrar la indemnización del seguro, según El Mundo.
En cualquier caso, las llamas se propagaron rápidamente por un lugar lleno de material inflamable (telas, tintes, productos químicos…). Además, instalada en los últimos pisos de un edificio, la fábrica Triangle Shirtwaist era una verdadera ratonera. La deficiente conservación de los equipos de seguridad hizo el resto.
Uno de los dos montacargas que servían de nexo de unión entre la fábrica Triangle Shirtwaist y la calle pronto quedó inoperante. La manguera de la planta en la que se originó el fuego estaba podrida y resultaba inservible, además de que no existía una alarma en condiciones y muchas trabajadoras solo supieron del incendio al ver las llamas. Las escaleras de evacuación también estaban en deficiente estado de conservación, según AS.
Además de todo ello, una de las puertas de evacuación estaba cerrada para evitar que las trabajadoras se tomasen descansos no permitidos, robos de material y el acceso a las instalaciones de sindicalistas que pudieran fomentar la conciencia sindical de las trabajadoras.
Los bomberos no tardaron en llegar, pero las escaleras de la fábrica textil Triangle Shirtwaist eran demasiado cortas y sus mangueras no tenían la suficiente potencia. El fuego transformó el montacargas y las escaleras en callejones sin salida. El aire era irrespirable y el calor insoportable. Decenas de trabajadoras se acercaron a las ventanas y saltaron.
En poco más de media hora, el fuego había consumido las tres plantas de la fábrica Triangle Shirtwaist y se extinguió, dejando tras de sí un rastro de dolor y muerte: 49 personas quemadas o asfixiadas; 36 muertas al tratar de escapar por el hueco del montacargas y 58 al saltar a la calle desde las ventanas del edificio. Las víctimas más jóvenes tenían 14 años y la mayor 43, de acuerdo con Amnistía Internacional.
Este ha sido el desastre industrial más mortífero de la historia de la ciudad de Nueva York, y como consecuencia de este, se introdujeron nuevas normas de seguridad y de salud laboral en los Estados Unidos. Desde entonces, dice el portal LuaBooks, que cada ocho de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer en honor a la memoria de todas aquellas que soñaron con pan y rosas en nuestras mesas.
¡Queremos el pan y las rosas!
James Oppenheim, 1911: “El levantamiento de las mujeres significa el levantamiento de la humanidad Ya basta del agobio del trabajo y del holgazán: diez que trabajan para que uno repose ¡Queremos compartir las glorias de la vida: pan y rosas, pan y rosas!
Nuestras vidas no serán explotadas desde el nacimiento hasta la muerte Los corazones padecen hambre, al igual que los cuerpos ¡pan y rosas, pan y rosas!”
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