Desde su conocidos ataques emocionales en el año 2007, la vida de la cantante Britney Spears ha estado rodeada de drama, mucha polémica y teorías que aseguran que está siendo explotada y maltratada por su tutor legal desde entonces, su padre, James Spears.
James “Jamie” Spears ha fungido como el curador (tutor legal) de la llamada “Princesa del Pop” desde el año 2008, en una figura que, inicialmente, debía acompañarla por 24 meses -principalmente con el fin de ayudarla a mantener la custodia de sus hijos- pero que se ha mantenido hasta la actualidad, limitando las acciones de la artista y su libertad durante más de 12 años, pues no tiene permitido tomar ningún tipo de decisiones sobre su vida, ni personal, ni financieramente hablando (manejar, votar o hacer compras con su dinero forman parte de las prohibiciones), lo que, además, genera altos costos en honorarios legales que se cubren con el patrimonio de la artista, incluyendo el pago de alrededor de 130.000 dólares anuales a su padre por su papel como guardián legal.
Por ejemplo, en el 2018 la cantante pagó 1.1 millones de dólares en estos honorarios y en el 2019 el monto superó los 1200 millones de dólares. El abogado que acompañó a James Spears en la curaduría de Britney renunció en el 2019 por considerar que se haría “un daño irreparable contra la persona protegida” si se seguía manejando en los mismos términos.
A pesar de sus restricciones y un diagnóstico clínico de trastorno bipolar luego de su crisis en 2007, la justicia de los Estados Unidos permitió que la cantante continuara trabajando y generando ingresos y todas las decisiones sobre su carrera las ha tomado su padre. Desde entonces, Britney ha hecho, entre otros trabajos, dos giras mundiales, ha publicado 4 producciones discográficas y realizó una residencia en Las Vegas, con presentaciones durante más de 4 años. Sin embargo, en el 2019, tras la suspensión de la que sería su nueva residencia por problemas de salud de su padre y su ingreso a un centro de rehabilitación, sumados a su apariencia desaliñada y la imagen que la querida estrella del pop ha transmitido en redes sociales, donde parece verse un poco desorientada, millones de seguidores alrededor del mundo comenzaron a preocuparse por su bienestar y crearon un movimiento que clama por el fin de sus restricciones, denominado #Free Britney.
La petición de Britney Spears
Desde que Jamie Spears alegó problemas de salud y cedió la tutela de Britney temporalmente en el 2019, Jodi Montgomery, manager de cuidados de la estrella desde hace varios años, fue nombrada como la encargada temporal de la curaduría de Spears, al menos hasta el 22 de agosto de 2020, según dictaminó la juez Brenda Penny el pasado mes de mayo. En este punto es donde Britney ha decidido, finalmente, tomar acciones legales para solicitar que su padre deje de ser su guardián legal por completo.
De acuerdo al diario New York Times, el documento presentado en la Corte Superior de California el 17 de agosto por el abogado designado por el tribunal para Spears, señala:
“Britney se opone firmemente a que [Jamie] regrese como guardián de su persona. Más bien, prefiere que la Sra. Montgomery continúe en ese papel, como lo ha hecho durante casi un año. … Britney quisiera que el nombramiento de la Sra. Montgomery como curadora de su persona sea permanente.
Britney se opone firmemente a que Jamie continúe como curador exclusivo de su patrimonio. Más bien, sin renunciar de ninguna manera a su derecho a solicitar la terminación de esta curaduría en el futuro, prefiere que se designe a un fiduciario corporativo calificado para servir en este papel.
Ahora estamos en un punto en el que la tutela debe cambiarse sustancialmente para reflejar los principales cambios en su estilo de vida actual y sus deseos declarados”.