La pregunta del millón, o de las cincuenta mil lochas como decimos en Venezuela. Trasladándola al lenguaje de Exatlón, es la pregunta de los US$ 200.000. ¡Les vendo la fórmula a cambio del 15% del premio! Es broma. Sin dudas, esta es la pregunta que todos los atletas se han hecho desde que el 16 de julio de 2018 se estrenó el show. Y no solo los atletas. Los aficionados también, ya que día a día viven y palpitan cada carrera y cada jornada como si fueran ellos los que dejaran todo en las pistas.
No existe una fórmula como tal pero sí una serie de criterios que encajan perfectamente en el perfil del campeón. A lo largo de cuatro temporadas he visto desfilar a más de un centenar de aspirantes de distintas disciplinas: gimnastas, futbolistas, basquetbolistas, peloteros, clavadistas, luchadores, nadadores, boxeadores, peleadores, modelos, actores, soldados, escaladores, parkoureros, velocistas, garrochistas, crosfiteros y pare usted de contar. De ese centenar y monedas cuatro se coronaron y todos de disciplinas distintas. ¿Por qué fueron campeones? Lo expondré en tres criterios netamente deportivos, dejando de lado el reto de la supervivencia y convivencia que es harina de otro costal.
Primer criterio: disfrutar para poder trascender, y a lo mejor ganar
Marisela Cantú, Valeria Sofía Rodríguez, Alberto Medina y Nate Burkhalter tuvieron algo en común: disfrutaron la competencia sin preocuparse demasiado por los resultados. La presión pocas veces los distrajo. ¡Al contrario! Supieron canalizarla y transformarla en motivación. En el caso de Marisela, a veces la presión la sacó de onda, especialmente en esa última eliminación para los Famosos frente a Brenda Castro, quien por cierto casi la saca de la competencia. Me atrevería a decir que fue el momento más duro para la gimnasta olímpica, e incluso afirmaría que se sintió más presionada en esa batalla que en aquel duelo de relevos frente a México en donde nos regaló, junto a Daer Sánchez, la dulce revancha tras aquella noche en Cosón en donde la tropa de Rosique nos frustró. Del resto, la primera campeona, histórica además porque fue la primera mujer que ganó Exatlón a nivel mundial, se coronó sin mayores contratiempos.
En los casos de “La Rebelde”, “Venado” y el “Latin Gringo”, la presión nunca los amilanó, o al menos es lo que me dieron a entender. Caso contrario a nombres como el de Dennhi Callú o Mack Roesch a quienes este factor los alcanzó y les impidió dar el golpe de gracia. Cada pasada para los campeones era diversión pura. Hacían ver divertido hasta al despiadado circuito del lodo, uno en el que “Venado” aplastó a cada contendiente que se le postró enfrente. Las sonrisas, siempre dibujadas en sus rostros, los guiaron y los ayudaron a superar obstáculos y lesiones; este último apartado delicado para Alberto y Nate. Pero no solo se trata de diversión sino también de habilidad y destreza. ¡Cualidades físicas! Estos cuatro campeones contaban con dichas cualidades físicas pero su éxito se basó en que supieron canalizar la presión y la transformaron en motivación… ¡y en diversión!
Segundo criterio: no hay que llegar primero sino hay que saber llegar
“¡Pero sigo siendo el rey!”. ¿Quién no conoce esa popular canción compuesta por el legendario José Alfredo Jiménez? Cientos de veces cité la frase con la que titulé este segundo criterio. Aquellos que llegan a las arenas piensan que la velocidad es lo más importante y es lo que los conducirá a tener que declararle al fisco los anhelados US$ 200.000, olvidando por completo que después de la tormenta viene la calma; la puntería. Kenny Ochoa, Jacobo García, Martibel Payano, Carla Cortijo, e incluso Alondra González, no eran precisamente los más rápidos pero sí se caracterizaban por su acierto en la puntería. Kenny y Jacobo fueron campeones masculinos, Martibel marcó la diferencia en el Torneo de Temporadas, uno en el que “Nona” se quedó con el trofeo, y “Mano Santa” se perfilaba para grandes cosas de no ser por esa lesión que la apartó de la tercera temporada. Todos tenían algo en común: su efectividad en la puntería.
“¡Atletas del Exatlón! ¿Listos? Tres, dos, uno…” y sonaba el silbato. ¿Cómo olvidar la velocidad y el vértigo de Tommy? ¿Cómo no recordar la agilidad de Daer? ¿Quién no tiene en mente esa primera carrera de “The Machine” en la playa llevándose la victoria de una manera impresionante? ¡Fue una bala, con el permiso de Dennhi! Pero a todos les faltó algo: un poco de precisión, aunque en el caso de Mack fue un tema que abordé en el primer criterio. Aquellos que entiendan que en Exatlón lo más importante es la puntería trascenderán y, por qué no, podrían hasta ganar. Los que supieron asimilarlo y considerarlo marcaron diferencias. Suena sencillo, simple, pero no lo es. Conservar la calma en la puntería luego de que las pulsaciones se elevan a más de 180 en ese recorrido frenético no es fácil, y más si sabes que compites contra alguien que busca lo mismo que tú: ganar. No quiero mencionar lo atorrante que podía ser con mis relatos pero eso también los presionaba. No es broma.
Tercer criterio: respetar la competencia y no tentar a la suerte
Creer que Exatlón es fácil es la primera falta de respeto y algunos, antes de llegar, ya fueron irrespetuosos. Previo a cada jornada el jefe de juegos hace un recorrido por la pista en compañía de todos los competidores. “Respeten el parkour y escuchen atentamente a las instrucciones que les vamos a dar”, repite constantemente. Algunos lo consideran, lo escuchan, lo acatan, mientras que otros no. El objetivo es uno solo: evitar lesiones. Y es que el tema de las lesiones ha arruinado los sueños de muchos, entre ellos “Chuy”, Olimpia, Jasmin o Denisse. Algunas de esas lesiones fueron fortuitas, tengo que decir, pero en otros casos fueron producto de una sobrecarga de actividad física. Escuchar al cuerpo es lo más importante y si tu cuerpo te pide parar debes obedecerlo. Algunos hicieron caso omiso y quedaron en nada. Pero ojo: deben escuchar también al jefe de juegos en su petición de respeto.
Yarishna en un tobogán, Tommy en una piscina, Yoel en la arena, Javier y Danee en una rastrera. No sé si fue por irrespetar el circuito pero todos ellos tuvieron inconvenientes precisamente por esa euforia de superarlo lo más rápido posible, olvidando lo expuesto en el segundo criterio. Los golpes sobraron, y sobrarán en las vendieras temporadas pero todos, absolutamente todos, sin excepción, deben respetar la competencia, sus normas, y en especial las pistas. Aquel que respete llegará lejos y podría ganar.
Todos los caminos conducen al podio de Exatlón Estados Unidos
Cada criterio, de manera causal o casual, está relacionado. Los cuatro campeones, al igual que los 32 finalistas, estuvieron enmarcados en ello. Se divirtieron sin irrespetar, superaban cada “parkour” sin pausa pero sin prisa, jugaron con la presión y la volcaron a su favor. Por esa razón llegaron hasta la semana final. Por esa razón 28 personas estuvieron cerca de su objetivo. Porque entendieron de qué va Exatlón y comprobaron por qué es la competencia deportiva más feroz del planeta.
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