El padre de Aylan regresó a Kobane, la ciudad kurda del norte de Siria de donde es originario, para enterrar a su familia. "Mis hijos eran los niños más hermosos del mundo. ¿Hay alguien que no considere a sus hijos lo más preciado? Mis hijos eran increíbles. Me levantaban cada mañana para jugar", comentó el hombre a BBC. "Ahora quería sentarme junto a la tumba de mi familia y aliviar el dolor que siento".