Desde que estalló la pandemia del COVID-19, millones de trabajadores han perdido sus empleos, y en medio de los efectos que ha dejado la pérdida de ingresos, lo que logró hacer que se mantuvieran a flote fue en buena parte el cheque de $600 extra que la Ley CARES aprobó en marzo pasado.
Desde entonces y hasta esta semana que terminó, los desempleados del país (que tienen papeles, pues los indocumentados siguen viviendo su propio drama al no calificar para las grandes ayudas) pudieron colectar $600 semanales, además de la cantidad que cada estado entrega por desempleo, pero el panorama resulta bastante espinozo.
Los $600 extra terminaron el 25 de julio en la mayoría de los estados y el 26 en Nueva York, y aunque los demócratas de la Cámara de Representantes habían incluido la extensión del beneficio hasta el 2021, los republicanos del Senado ignoraron por completo esa provisión y en el paquete de ayudas que presentaron este lunes dieron una mala noticia.
Los cheques propuestos de ayuda extra no solo no serán de $600 sino que serán de $200, 66% menos y solo se darán hasta octubre.
“En ese momento se supone que los estados deben poner en línea un programa más complejo donde aquellos que aún están desempleados pueden cobrar el 70 por ciento de sus salarios anteriores”, aseguró FOX News.
Y es que la visión de los demócratas y los republicanos es totalmente opuesta. Mientras los primeros defienden la necesidad de que se mantenga la ayuda de $600 para garantizar que los desempleados puedan seguir sobreviviendo, los miembros del partido del presidente Trump, quien llegó a sugerir incluso solo $100 semanales de ayuda extra, aseguran que mantener ese monto en $600 hará que millones de estadounidenses desempleados no quieran volver a sus trabajos.
El senador Chuck Grassley dijo en conferencia de prensa que el objetivo de reducir la cifra a $200 es que los beneficios federales de desempleo no sean más del 70% de los ingresos que los beneficiarios ganaban cuando perdieron sus trabajos.
El propio secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, manifestó que el bono de $600 semanales puede crear un desincentivo para que los beneficiarios regresen al trabajo, hecho desmentido por muchos economistas y políticos quienes afirman que de los casi 30 millones de estadounidenses que actualmente están solicitando beneficios de desempleos, una buena parte no podrá volver a sus empleos porque ya no existen.
Tras conocer la provisión y la intención de la mayoría republicana del Senado, los líderes del partido demócrata manifestaron desde ya su oposición, lo que hace pensar que las negociaciones para que el paquete de estimulos completo vea la luz, será una tormenta.
“Si los republicanos se preocupan por las familias trabajadoras, esto no tomará mucho tiempo. El tiempo se acaba. El Congreso no puede irse a casa sin un acuerdo”, dijo Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara, en su Twitter, quien advirtió que no darán su brazo a torcer sobre la eliminación de los $600.
El jefe de los demócratas del Senado, Charles Schumer, tambien criticó la medida de los republicanos de reducir la ayuda a $200 semanales, advirtiendo que causaríá un daño sin precedentes en 30 millones de personas de manera directa y tendría un terrible impacto en la economía.
“La propuesta republicana sobre los beneficios de desempleo, simplemente, es inviable”, dijo el legislador de Nueva York.
El senador demócrata Ron Wyden, del Comité de Finanzas del Senado, describió el sentir de muchos estadounidenses sobre la propuesta y dijo que era “un golpe en el estómago y una bofetada para los 30 millones de estadounidenses que dependen de los beneficios de desempleo”.
Se estima que la tasa de desempleo causada por la pandemia es del 11%, y lo cierto es que hasta que no lleguen a un acuerdo demócratas y republicanos sobre el paquete de alivios y el tema de los bonos de desempleo extra, el impacto de la falta de esos recursos en el día día de millones comenzará a hundirlos en la desesperación.